¿Crees tener la razón? Hablemos de dogmatismo
Porque la gente inteligente y educada es dogmática y como esto está polarizando nuestra sociedad
¿Cuántas veces te has encontrado en medio de un debate absurdo donde nadie escuchaba a nadie y el único objetivo es imponer una opinión por encima de las otras?
Yo mismo los he vivido y he sido culpable de intentar imponer mis opiniones a los otros en temas como la dieta keto o los ayunos, el gluten… pero también he tenido desgarradores enfrentamientos personales con (ex)amigos alrededor de temas más ideológicos.
En todas estas situaciones se daba una circunstancia en común: en los dos lados había gente terriblemente inteligente.
Esto podría sorprendernos, ya que normalmente pensamos que nuestros “adversarios” ideológicos adoptan creencias falsas porque son estúpidos o ignorantes para captar la verdad. Esto es, innegablemente, cierto en algunos casos, pero con la misma frecuencia lo contrario también lo es: las mentes más brillantes son más propensas en caer en el dogmatismo ideológico. Y esto tiene serias implicaciones para la educación, la sociedad y para ti personalmente.
Hace muchos años que se conoce la relación entre inteligencia y dogmatismo.
Hay un estudio muy curioso donde se analizó la relación entre la capacidad de razonamiento y la ideología política. Los resultados mostraron que tanto progresistas como conservadores tenían la misma inteligencia de promedio, pero se dieron cuenta que los individuos más inteligentes eran más propensos a mostrar sesgos políticos fuertes1.
Estos resultados han sido corroborados múltiples veces y de forma independiente. Las posiciones más extremas de un espectro ideológico son defendidas por personas inteligentes23. Teniendo en cuenta que estas opiniones tienden a ser contradictorias, no pueden ser el resultado de una mayor comprensión del mundo.
La gran pregunta es
¿Qué tienen las personas inteligentes que las hace ser tan propensas a los prejuicios?
Hay dos factores que explican este fenómeno:
1) La inteligencia no es sabiduría
La inteligencia es la facultad que nos permite aprender, entender, razonar y tomar decisiones. Dicho en otras palabras, nos permite crear mapas mentales de la realidad.
Pero muchas veces confundimos la inteligencia con la sabiduría, que es la facultad para actuar con sensatez, prudencia o acierto. O sea, tener un mapa mental que se ajuste (al máximo) a la realidad.

2) Nuestra inteligencia es fruto de un contexto muy diferente al actual
La inteligencia humana evolucionó como una herramienta de supervivencia. Nos permitió solucionar los retos que el mundo natural nos presentaba, conseguir alimento, pertenecer a una tribu, el estatus social y el éxito reproductivo.
Fíjate que ente estas capacidades no figura “la capacidad de discernir la verdad”.
De hecho, como elaboro en los artículos:
El entorno más hostil
Durante centenares de miles de años el ser humano ha vivido en un entorno terriblemente peligroso y de una complejidad sin paragón. Un paso en falso podía representar la muerte. El éxito era sólo para unos pocos: se conseguía con planificación, mucha inteligencia y cooperación..
y
La dictadura de los iguales
El ser humano ha vivido el 95% de su historia en pequeñas sociedades paleolíticas que, a priori, parecen utopías anarquistas: Todos los miembros de una tribu eran iguales. La propiedad privada casi no existía. La riqueza se distribuía de forma equitativa.
Nuestra mente tiene más propensión a converger con el grupo que no a encontrar la “verdad objetiva”.
Plantéalo así:
Si tu tribu cree que un tótem es la encarnación de un dios… ¿Cuál la estrategia de éxito: ser un hereje y gritar que solo es un trozo de manera o convertirte en el sacerdote guardián del tótem?
Todas las “brujas” quemadas a lo largo de la historia te lo dirían claramente
👉 Lo más inteligente es que nos convenzamos de creencias irracionales si mantener esas creencias aumenta nuestro estatus y bienestar.
Las personas vinculan su inteligencia al servicio de los impulsos evolutivos, aprovechando su lógica y capacidad de análisis no para corregir los delirios sino para justificarlos.
No te dejes engañar
Todos somos susceptibles a creer cosas absurdas. Pero no todos somos engañados de la misma manera.
Mientras que las personas con poca inteligencia o educación se dejan engañar más fácilmente por otras personas, las personas inteligentes y educadas se engañan a sí mismas. Usan su mente rápida y todos sus recursos cognitivos para convencerse y reafirmarse en sus creencias en lugar de cuestionarse si realmente son ciertas.
Es por eso por lo que las personas inteligentes tienden a tener sesgos ideológicos más fuertes: son mejores racionalizando.
Este fenómeno es ampliamente conocido en la academia y hasta el famoso científico Max Planck postuló su principio:
“Una nueva teoría no remplaza a la anterior hasta que todos los adherentes de la vieja se retiran o mueren” - Max Planck
Los científicos y académicos que han basado su carrera y prestigio en desarrollar una teoría verán su posición amenazada con la aparición de nuevas teorías o evidencias que contradigan la teoría que defienden y se negarán a aceptarlas.
Puede que creas que esto solo afecta a los mediocres.
No es así.
Albert Einstein se negó a aceptar la teoría cuántica.
James Clerk Maxwell o Stephen Hawking postularon que ya se había descubierto todo4.
Por suerte las ciencias naturales (donde se pueden realizar experimentos que permiten falsificar las hipótesis) tienen mecanismos que permiten que, a la larga, la teoría más coherente con la realidad prevalezca.
Pero en el mundo de la política, la ideología y las ciencias sociales (donde es más difícil hacer experimentos) este sesgo causa estragos, y si a eso le sumamos el tribalismo que nos inducen las redes sociales la cosa llega a proporciones desastrosas, afectando la estructura misma y la trayectoria de la sociedad.
El istmo que nos separa cada vez más
A mediados del siglo XIX la ideología racial dominante en Estados Unidos era la supremacía blanca. Los maestros del debate de esa época a menudo usaban su razonamiento para justificar la discriminación contra los negros. Un ejemplo es el médico estadounidense Samuel Cartwright quien usó todo su conocimiento e inteligencia para evitar aceptar la clara y simple explicación de que los esclavos que intentaban escapar no querían ser esclavos. En cambio, se inventó un trastorno mental que llamó drapetomanía (una enfermedad que causaba el “ansia de la libertad” o expresión del sentimiento del esclavo por escapar de su amo), que podría remediarse “sacándoles el diablo de dentro a latigazos5.
Leer este ejemplo nos genera repulsión y hasta burla por lo estúpidas que son estas ideas. A lo mejor pensamos que ya hemos superado estos perjuicios estúpidos pero lo triste es que no distan mucho de algunas visiones prevalentes hoy en día.
Estamos viviendo un resurgimiento de movimientos neofascistas que culpan de todo a la inmigración y creen que las “feminazis” quieren imponer una dictadura moral y esclavizar a la humanidad.
Alrededor del 50% de la población en Estados Unidos no cree en la evolución por razones ideológicas6.
Vemos horrorizados como en muchos países la religión se usa para justificar atrocidades y la esclavización de las mujeres.
Retoricas ultranacionalistas han servido para que Rusia inicie una guerra en Ucrania y haya mandado a más de 100.000 jóvenes al matadero (sin contar las decenas de miles de víctimas civiles).
Este dogmatismo también permea los sectores progresistas.
Entre las élites culturales impera una narrativa de que el racismo, el sexismo y la transfobia y todos los males endémicos de la sociedad occidental son culpa de los hombres blancos heterosexuales quienes intentan, en secreto, imponer tales intolerancias para mantener su hegemonía en la jerarquía social y cualquier desviación de este dogma, por más pequeño que sea, se considera una “herejía”. Es lo que actualmente se llama “la izquierda iliberal.
No pretendo poner todas estas ideologías al mismo nivel. Es evidente que las ideologías progresistas no matan ni esclavizan a nadie. Pero no por eso son menos dogmáticas.
El problema de todos los discursos extremos es que eliminan cualquier matiz o explicación más racional sobre como ha evolucionado nuestra sociedad. Y estas visiones radicales nos fuerzan a todos a escoger un bando... ¡Y si estás en medio estás perdido!
A mí me ha pasado, sobre todo, con las ideologías polarizadoras progresistas ya que son las que más me encuentro en mi entorno y de las que provengo.
Recuerdo discusiones absolutamente psicodélicas en las que hablando sobre la identidad de género yo, compartiendo que cualquiera puede expresar su identidad como le apetezca, también indicaba que, a nivel biológico, los humanos presentamos un dimorfismo sexual: las mujeres tienen los cromosomas XX y los hombres XY.
Hacer este comentario me valió insultos y desprecio…
Otra ideología imperante hoy en día entre los sectores progresistas es la visión de que nuestra sociedad capitalista liberal y el “patriarcado” son malévolas y nos han llevado a la desgracia, a la opresión y a la destrucción del mundo.
Esto es simplemente falso y la manera más sencilla de verlo es mirando la métrica más importante para el ser humano, la expectativa de vida:
¡Fijaros que sociedad más terrible hemos creado que ha permitido que se duplique la expectativa de vida en los países más pobres y se triplique en los más ricos!
👉 En 300 años de sociedad capitalista liberal hemos conseguido más que en 10.000 años probando infinidad de modelos distintos.
No me voy a meter en temas de destrucción del planeta porque daría para mucho, pero te recomiendo que escuches el episodio #66 de Polymatas que analiza la viabilidad del decrecimiento como opción para salvar el planeta.
¿Quiere decir esto que la situación actual sea la óptima?
Obviamente no, tenemos mucho camino por recorrer, pero negar los increíbles avances que hemos hecho hasta el momento no nos servirá para mejorar.
La vacuna contra el dogmatismo
El caso de Cartwright y la esclavitud que te he contado más arriba muestra que el problema de la racionalización desbocada es un trastorno que afecta a las personas educadas e inteligentes de cualquier tendencia y época. Y eso te incluye a ti.
Quiero pensar que si lees esta Newsletter es porque eres una persona inquieta con una inteligencia por encima del promedio lo que significa que, independientemente de lo que creas, debes estar más atento a que tu intelecto no te controle.
El primer paso para evitar el engaño es aprender sobre los sesgos cognitivos y las falacias lógicas. Esto es lo que trato de hacer con las “3 reflexiones” que comparto contigo en los correos “3,2,1… ¡Ya es Viernes!”.
También puedes leer el artículo que publiqué hace unos meses:
6 formas de engañarte y 4 remedios
Internet es el multiplicador más potente que nunca ha existido. Si lo usas bien puede abrirte miles de oportunidades increíbles que hasta ahora solo eran accesibles a los más ricos. Pero también es una herramienta súper poderosa para diseminar mentidas
Pero te aviso que aprender demasiado sobre sesgos cognitivos puede ser contraproducente.
👉 Si el conocimiento y el razonamiento son las herramientas que las personas inteligentes usan para engañarse a sí mismas, darles más conocimiento y razonamiento las hará aún más hábiles en el engaño.
Para que este conocimiento te sea útil tiene que ir acompañado de una evolución de tu caràcter.
Te confieso que a mi me costó años sacarme de encima el dogmatismo y solo lo conseguí después de muchas sesiones de terapia con Álex Fiol. Te lo cuento en detalle en este episodio del podcast:
#4 Álex Fiol y cómo sanar respirando
Listen now (116 min) | En este episodio entrevisto al terapeuta Álex Fiol creador del Método SAVAM, coautor del libro Coaching para todos y autor del libro Atrévete a ser normal. Álex se formó como fisioterapeuta en la Universidad Gimbernat. Pero, como buen buscador, no se quedó solo con esta formación. Dedicó varios años a estudiar cómo los factores psicológicos y emocionales…
Utilizamos nuestra inteligencia no para alcanzar la verdad objetiva sino justificar lo que deseamos creer. Solo hay una cosa que puede motivarnos a poner nuestra inteligencia al servicio de la verdad objetiva, y es la curiosidad.
👉 La curiosidad es el antídoto más fuerte contra el dogmatismo.
La buena noticia es que, si estás leyendo esto, probablemente ya tienes mucha curiosidad. Pero hay algo que puedes hacer para potenciarla aún más. La curiosidad es el deseo de llenar los vacíos en el conocimiento. Surge cuando aprendes un poco sobre un tema y desaparece cuando crees que ya lo sabes todo.
Mi sugerencia es que aprendas un poco sobre todo lo que puedas, esto te impulsará a aprender aún más.
La curiosidad es esencial para dirigir tu intelecto hacia la verdad objetiva, pero no es todo lo que necesitas. También debes tener humildad. Esto se debe a que la fuente de nuestros sesgos más fuertes es nuestro ego.
👉 A menudo basamos nuestra autoestima en ser inteligentes y tener razón, y esto hace que no queramos admitir cuando nos equivocamos. Y así, para proteger nuestra identidad, nos mantenemos equivocados.
Te propongo que, en lugar de definirte por tu capacidad de razonar, te definas por tu voluntad de aprender. Desde allí, admitir que estás equivocado, en lugar de ser una derrota, se convertirá en una oportunidad de crecimiento.
No te engañaré, hacer este cambio de paradigma puede ser doloroso.
Al principio de dejar de ser dogmático me sentía vacío e inseguro. ¡Habían desaparecido las certezas sobre las que fundamentaba mi identidad! Pero poco a poco descubrí la libertad que supone desapegarte de las creencias, descubrí lo interesantes que eran las personas de mi alrededor y sus ideas… El resultado es que terminé creando un podcast llamado justamente GENTE INTERESANTE 😂.
La humildad y la curiosidad son las auténticas herramientas para encontrar la verdad. Ser curiosos nos hace humildes, porque nos muestra lo poco que sabemos, y a su vez, ser humildes nos hace curiosos, porque nos ayuda a reconocer que necesitamos aprender más.
Y es que en realidad la sabiduría nada tiene que ver con la inteligencia sino con el carácter. Sin curiosidad y humildad tu educación y coeficiente intelectual no te convertirán en sabio, solo te harán esclavo de tus perjuicios.
Así que contempla siempre la posibilidad de que puedas estar equivocado y mantente dispuesto a cambiar de opinión, especialmente si eres inteligente.
Ser humilde y curioso no te hará ganar discusiones, pero no importará, porque cada conversación se convertirá en una victoria que te llevará hacia el premio mucho mayor: la verdad.
Y aquí termino con este artículo tan diferente a lo que acostumbro a publicar.
Me encantará saber que te ha parecido y si te ha hecho reflexionar.
Y, sobre todo, deja un “like” ❤ para indicarme si te ha gustado 🙏
¿Por qué tendrías que hacerme caso?
Una de las razones que me llevó a empezar esta Newsletter y el podcast Gente Interesante fue, justamente, luchar contra el dogmatismo que permea cada vez más nuestra sociedad.
Yo mismo había sido dogmático durante muchos años y sacarme de encima esta chacra fue extremadamente liberador.
Pero uno de los problemas que me ha traído no creer tener la verdad es que muchas veces no me atrevo a opinar en cosas de las que no se.
¡Por esto cuando leí este artículo de
vi que era mi oportunidad!Este artículo es una adaptación del suyo, donde he añadido mis propias reflexiones y experiencias.
También me he dejado influenciar mucho por las reflexiones de los filósofos Sam Harris y Jonathan Haidt.
Pero tampoco soy del todo novato en el tema.
En mis correos del viernes intento compartir reflexiones sobre sesgos cognitivos y ya había escrito algo sobre el problema de la desinformación en los artículos que te he mencionado más arriba.
Kahan, D. M., Peters, E., Dawson, E. C., & Slovic, P. (2016). Motivated numeracy and enlightened self-government. Behavioural Public Policy, 1 (1), 54-86.
West, R. F., Meserve, R. J., & Stanovich, K. E. (2012). Cognitive sophistication does not attenuate the bias blind spot. Journal of personality and social psychology, 103(3), 506.
Joslyn, M. R., & Haider‐Markel, D. P. (2014). Who knows best? Education, partisanship, and contested facts. Politics & Policy, 42(6), 919-947.
Kevin C. Knox, Richard Noakes, From Newton to Hawking: A History of Cambridge University's Lucasian Professors of Mathematics, Cambridge University Press, 2003, pp. 40-41.
https://es.wikipedia.org/wiki/Drapetoman%C3%ADa
Miller, J. D., Scott, E. C., Ackerman, M. S., Laspra, B., Branch, G., Polino, C., & Huffaker, J. S. (2022). Public acceptance of evolution in the United States, 1985–2020. Public Understanding of Science, 31(2), 223-238.
Este tema es muy interesante. Hay dos cosas que me han venido a la cabeza:
- Cuando la gente habla de "salvar el planeta" me deja un poco a cuadros porque el planeta ha resistido un meteorito y no le ha pasado nada. Sí, muchas plantas y animales mueren (nosotros entre otros) pero en unos millones de años aparecen otras cosas (nosotros no). Somos nosotros mismos, nuestros hijos los que tenemos que proteger, no algo que está ahí fuera por compasión.
- Otra cosa es eso de que ideologías progresistas son menos perjudiciales que las de derechas. Yo no lo tengo nada claro. Las ideologías extremas de derechas son mucho más burdas porque separan y matan sin miramientos, pero las de izquierdas son igual de dañinas. Sería un poco enfrentar el libro "1984" con "Un Mundo Feliz". Me gusta jugar con el concepto de que uno es el masculino tiránico (el Yang fuera de control), el padre que te dice qué estudiar y te obliga y otro el femenino disfuncional (Yin), la madre que te protege y te cuida tanto que no te deja desarrollarte (yo sé de esto). Yo creo que son igual de malos a la larga aunque estamos más familiarizados con el primero por cuestiones históricas y creemos que el segundo no es tan malo. Son exactamente iguales.
Uffff, acojonante. Define mi día a día entre “talibanes”