Los microplásticos: una guía práctica para reducir nuestra exposición
Descubre la verdad sobre los microplásticos y cómo reducir tu exposición hasta un 50% con cambios simples. Guía práctica basada en evidencia científica 2025 🔬
El otro día, mientras me tomaba el café de la mañana de mi cafetería favorita, me di cuenta de que, junto con el cafe, también ¡estaba consumiendo, sin darme cuenta, microplásticos! 😱
¡Horror, espanto, angustia!
De golpe me vinieron a la cabeza titulares del estilo:
"¿Sabías que ingieres una tarjeta de crédito de plástico cada semana?"
Seguro que tú también has escuchado esta alarmante afirmación en redes sociales y medios de comunicación. Y seguro que no te dejó del todo tranquila.
Y este mensaje alarmista no solo viene de los medios. Hace un tiempo tuve el privilegio de entrevistar al Dr. Nicolás Olea, el mayor experto en descriptores endocrinos de España:
Esa entrevista me dejó tan preocupado que me entró la paranoia y cambié las sartenes, tiré los recipientes de plástico y por poco regalo la mitad de la ropa de mi armario.
Por suerte mi mujer me paró los pies a tiempo. 😅
Y es que el tema de los microplásticos ha despertado una alarma social increíble ya que el único mensaje que recibimos es que “están en todas partes y nos están intoxicando”.
En mi opinión esta alarma está creando dos problemas graves:
Por un lado, está llevando a mucha gente a tomar decisiones precipitadas y caras (como yo mismo hice al principio, tirando todos mis tápers y casi regalando mi ropa).
Por otro lado, muchos simplemente se paralizan, pensando que es imposible protegerse de algo que está literalmente en todas partes.
La buena noticia es que hay una tercera vía.
Después de analizar la evidencia científica más reciente, he llegado a una conclusión tranquilizadora:
Aunque los microplásticos son un problema real que merece nuestra atención, la mayoría de los mensajes alarmistas que recibimos son exagerados o directamente falsos y además hay maneras fáciles de reducir nuestra exposición
Por ejemplo, esa historia de la tarjeta de crédito semanal... es completamente falsa. Los estudios más rigurosos muestran que consumimos miles de veces menos plástico de lo que ese titular sugiere (más abajo te cuento más).
Sin embargo, esto no significa que debamos ignorar el problema. Los microplásticos están por todas partes. Y aunque nuestro cuerpo es sorprendentemente eficiente eliminándolos, la exposición constante y la acumulación a largo plazo son preocupantes.
Por esto he escrito este artículo: para que tengas un marco práctico y sostenible para reducir significativamente tu exposición a los microplásticos y sus químicos asociados sin necesidad de agobiarte.
En este artículo descubrirás:
La verdad científica sobre los microplásticos, separando los hechos de la ficción
Un plan paso a paso para reducir tu exposición de forma práctica y sostenible
Las estrategias específicas que yo mismo utilizo en mi día a día para eliminar hasta el 50% de la exposición.
Si, voy a ir en contra de la norma y en lugar de alarmarte más te daré soluciones que te tranquilizarán. Después de leer este artículo tendrás una comprensión clara del problema y, lo más importante, sabrás exactamente qué hacer al respecto.
¿Empezamos?
¿Qué son exactamente los microplásticos?
Los humanos hemos creado un contaminante tan pequeño que no puedes verlo, pero tan omnipresente que está en el aire que respiras, el agua que bebes y la comida que comes.
No me refiero solo a la contaminación de los coches.
Ahora tenemos que añadir a la lista los microplásticos: diminutos fragmentos fruto de la degradación de todo el plástico que usamos y desechamos.
Si queremos ser más precisos los microplásticos son partículas de plástico más pequeñas que 5 milímetros. 1

Para que te hagas una idea, esto es más pequeño que un grano de arroz. Y dentro de esta categoría, tenemos que prestar especial atención a los nanoplásticos, partículas aún más diminutas, menores a 1 micrómetro (la milésima parte de un milímetro).
La nueva contaminación invisible
Los microplásticos no son un tipo específico de plástico. Pueden provenir de cualquier material plástico que usamos en nuestra vida diaria. Se forman principalmente de dos maneras:
Por la degradación de objetos plásticos más grandes: cuando una botella de plástico o una bolsa se descompone por la acción del sol, el viento y el agua.
Por la producción directa: como las microesferas que se usaban (y en algunos lugares aún se usan) en productos de cuidado personal o los microfilamentos que se desprenden de nuestra ropa sintética.
¿Por qué están en todas partes?
La ubicuidad de los microplásticos no es casualidad. Es el resultado directo de nuestra dependencia de los plásticos, que comenzó a dispararse después de los años 50 gracias a sus propiedades increíbles: son ligeros, duraderos, resistentes a la corrosión y económicos de producir.
El problema es que estas mismas características, que los hacen tan útiles, son las que los convierten en un problema ambiental: no se degradan fácilmente.
Piénsalo así: cada trozo de plástico que se ha fabricado desde el principio de los tiempos sigue existiendo en alguna forma u otra. Puede que ya no sea la botella o el envase original, pero se ha convertido en fragmentos cada vez más pequeños que ahora circulan por nuestro entorno.
Los diferentes tipos de partículas plásticas
No todos los microplásticos son iguales, y esto es crucial para entender sus posibles efectos en nuestra salud:
Las partículas más grandes (cercanas a los 5mm) - generalmente pasan por nuestro sistema digestivo sin mayor problema.
Las partículas medianas pueden interactuar más con nuestro sistema digestivo, aunque la mayoría también se eliminan.
Las partículas más pequeñas, especialmente aquellas menores a 2.5 micrómetros (lo que llamamos PM2.5). Solo representan el 15% del total de nuestra exposición a contaminantes sólidos y además la mayoría no son microplásticos. Pero los menciono porque son las más peligrosas. Las inhalamos sin darnos cuenta y pueden entrar en nuestro cuerpo cuando las respiramos.
La realidad es que
Los microplásticos se han convertido en parte de nuestro ambiente moderno. No podemos eliminarlos por completo ni podemos escapar de ellos.
Uhm… creo que de momento no estoy haciendo muy buen trabajo para evitar que te estreses. 😅
Confía en mí, la cosa mejorará, pero antes aún tiene que empeorar un poco.
Vamos a entender mejor cómo nos afectan y, lo más importante, qué podemos hacer para reducir nuestra exposición a ellos. Y eso es exactamente lo que exploraremos en las siguientes secciones.
¿Cómo llegan los microplásticos a nuestro cuerpo?
Cuando empecé a preparar este artículo, me sorprendió descubrir que las vías de exposición son mucho más diversas de lo que imaginaba. No se trata solo de beber agua embotellada o usar recipientes de plástico; la realidad es bastante más compleja.
Las tres rutas principales de exposición
Nuestro cuerpo puede incorporar microplásticos de tres maneras fundamentales:
A través de lo que comemos
Lo que bebemos
Lo que respiramos.
Vamos a examinar cada una de estas rutas con detalle.
A través de la comida
La contaminación de nuestra comida con microplásticos es más común de lo que pensamos, y ocurre de varias maneras:
Los mariscos y pescados son una de las fuentes principales, ya que los océanos están llenos de microplásticos que los animales marinos ingieren.
Las frutas y verduras pueden absorber nanoplásticos del suelo contaminado.
La sal, especialmente la sal marina, contiene partículas de microplásticos.
Los alimentos procesados suelen contener más microplásticos debido a su mayor contacto con envases y procesos de producción.
A través del agua
El agua es otra vía significativa de exposición, y aquí es donde tenemos que desmontar algunos mitos:
Tanto el agua del grifo como la embotellada contienen microplásticos, aunque en cantidades diferentes.
Contrariamente a lo que podrías pensar, no se ha encontrado una diferencia significativa en la concentración de microplásticos entre el agua embotellada en vidrio o en plástico. Esto puede parecerte contraintuitivo, pero lo entenderás más adelante. Quédate con la idea que lo que determina la cantidad de microplásticos es el proceso de producción y el tiempo de contacto del agua con el plástico.
A través del aire
Esta es quizás la ruta más preocupante, aunque solo representa el 15% de nuestra exposición total:
Las partículas de plástico en el aire suelen ser muy pequeñas (PM2.5).
Pueden provenir de la degradación de textiles sintéticos, el polvo doméstico y la contaminación urbana.
Son especialmente preocupantes porque entran directamente en nuestro sistema circulatorio a través de los pulmones.
¿Cuánto plástico consumimos realmente?
Aquí es donde desmonto uno de los titulares más virales de los últimos años: "consumimos el equivalente a una tarjeta de crédito en plástico cada semana". Esta afirmación, que proviene de un estudio de 2019 de la Universidad de Newcastle, ha sido ampliamente desacreditada por la comunidad científica.2
Los datos más rigurosos nos muestran una realidad diferente:
Los estudios más recientes estiman que consumimos entre 10 y 300 microgramos de microplásticos por semana.3
Para ponerlo en perspectiva, esto es miles de veces menos que el peso de una tarjeta de crédito.
Un estudio de 2021 estimó un consumo de aproximadamente 4 microgramos por semana provenientes de mariscos, agua del grifo, agua embotellada y cerveza.4
La buena noticia: nuestro cuerpo tiene mecanismos de defensa
⚡ ¿Quieres descubrir el plan completo para protegerte de los microplásticos?
En la segunda parte de este artículo encontrarás:
La verdad sobre los mecanismos de defensa de tu cuerpo (y por qué algunos grupos son más vulnerables que otros)
Mi protocolo paso a paso para reducir hasta un 50% tu exposición a microplásticos
Las 3 condiciones que debes evitar a toda costa
La lista completa de productos que uso en mi día a día
Un plan de implementación gradual para que puedas empezar hoy mismo
Todo respaldado por 11 estudios científicos y mi experiencia personal implementando estos cambios.
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